El pádel es un deporte en el que destacan múltiples cambios de dirección, giros, saltos y desplazamientos constantes, especialmente en sentido vertical. Por este motivo, resulta esencial contar con una zapatilla que proteja bien las articulaciones, tanto las rodillas como los tobillos, frente a los impactos y los repentinos cambios de dirección que se producen durante la práctica de este deporte.

La principal diferencia entre las zapatillas de pádel y las de tenis se encuentra en la suela. Mientras que para jugar al tenis necesitaremos modelos distintos de suelas según la superficie en la que juguemos, ya sea hierba, tierra o cemento, para jugar al pádel todas las suelas se caracterizan por el agarre, la estabilidad y la tracción. Por ello, la elección de las zapatillas de pádel dependerá de los gustos personales de cada jugador. Eso sí, las zapatillas de pádel deben ofrecer gran adaptación a movimientos verticales, giros rápidos y aceleraciones bruscas.

El principal componente de una zapatilla de pádel es la suela, que debe cumplir distintas funciones. Debe agarrarse bien a la pista tras hacer una arrancada, deslizarse correctamente al desplazarte para llegar hasta la pelota y, a su vez, tiene que permitirte hacer todo tipo de giros y cambios de dirección con la mayor facilidad posible, sin que te quedes clavado en la pista.

En las zapatillas de pádel podemos encontrar distintas suelas, todas ellas cumpliendo estas funciones expuestas. Las principales son estas:

-Suela de espiga: son las más duraderas y adaptables. Se pueden usar en cualquier terreno y es por ello que son las más frecuentes.
-Suela omni: es característica de pádel. Incluye un dibujo más profundo que permite un buen agarre.
-Suela mixta: combina los dos componentes anteriores y reúne las principales cualidades de los dos tipos anteriores.